Revista Sinapsis. Vol. 1, Nro 21, junio de 2022, ISSN 1390 – 9770
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éstas se ha vuelto un desafío para muchos hogares con población escolar ya que involucra la
adquisición de medios electrónicos y su manipulación. Esta complejidad aumenta cuando
involucra a alumnos con necesidades educativas especiales ya que supone un reto mantener la
atención y la comprensión de los diseños metodológicos utilizados por los docentes. En los
estudiantes con NEE, es necesario desarrollar un sistema inclusivo en los medios digitales y, así
mismo, entender que “una educación inclusiva tiene como objetivo lograr una educación de
calidad, que se caracteriza por las dos cualidades que cualquier sistema y centro educativo deben
cuidar, como son la excelencia y la equidad”. (López Vélez, 2018)
Rubia Avi et al (1999) se acerca a la caracterización de un alumno con necesidades educativas
especiales como una expresión que hace referencia a un estudiante en el que, “para el logro de los
fines de la educación, no son suficientes las actuaciones habituales que su profesor o profesora
desarrolla con la mayoría de los alumnos de su grupo”. (Rubia Avi, Gónzalez, & Lacueva, 1999)
El docente debe “revisar su acción educativa y adecuarla a las necesidades particulares del alumno
o alumna en cuestión” (Rubia Avi, Gónzalez, & Lacueva, 1999) y, por supuesto, en lo posterior,
estas adecuaciones deben ser coherentes con las características de la condición no asociada a una
discapacidad que genera en el alumno las necesidades educativas especiales. (Luque Parra, 2009)
Las herramientas tecnológicas inicialmente, en términos de inclusión, están relacionadas con las
NEE de algunos alumnos y alumnas, pasando posteriormente a abarcar la educación en general,
promoviendo la idea de que la escuela debe ser para todos los estudiantes, con independencia de
sus características y deficiencias. Así, se entiende que “la inclusión ha de ser vista como una
búsqueda constante de mejores maneras de responder a la diversidad del alumnado (…) se trata
de aprender a vivir con la diferencia”. (Echeita Sarrionandía & Ainscow, 2011)
Cuando hablamos de educación inclusiva se refiere al enfoque filosófico, social, económico,
cultural político y pedagógico que tiene como fin la aceptación y valoración de las diferencias
teniendo en mente que la integración de las personas con NEE en el ámbito escolar y, por
consiguiente, en el conjunto de la sociedad.
Una institución educativa que tenga la capacidad para acoger y educar a alumnos con NEE de la
forma apropiada, se acerca al modelo ideal de una escuela (Sánchez-Teruel & Robles-Bello,
2013), por supuesto, en este escenario de avances tecnológicos, emergencias sanitarias y de
cambios radicales de lo cotidiano, la institución educativa es, sin duda alguna, un elemento clave
que debe favorecer a la inclusión.