ISSN 2773-7705
Periodo. Enero – Junio 2024
Vol. 10, Nro. 1, Publicado 2024-06-30
https://revistas.itsup.edu.ec/index.php/Higia
La ictericia neonatal clínicamente se observa en
el recién nacido, cuando la bilirrubina sobrepasa
la cifra de 5 mg/dL. Puede detectarse
blanqueando la piel mediante la presión con el
dedo, lo que pone de manifiesto el color
subyacente de piel y tejido subcutáneo.
Aproximadamente, el 60 a 70% de los recién
nacidos a término y 80% más de los recién
nacidos pre término, se muestran clínicamente
ictéricos, su temprano reconocimiento y la
instauración de una terapéutica adecuada, son
tareas habituales para el Neonatólogo y el
Pediatra4. El manejo correcto de la ictericia
neonatal se basa en el reconocimiento de
factores de riesgo y/o en los niveles de
bilirrubina sérica total, el objetivo principal y de
mayor importancia en el tratamiento es evitar la
neurotoxicidad. Como principio general, es
importante mantener una hidratación adecuada,
ya sea incrementando y estimulando la
alimentación oral y/o canalizando una vena que
permita la administración de fluidos4.
En el Ecuador, un estudio realizado en el
Hospital José Carrasco Arteaga5, informó un
porcentaje del total de recién nacidos con
hiperbilirrubinemia del 43,5% en los años 2010
y 2011, con el paso de los años, el número de
casos de ictericia neonatal, al parecer va en
aumento. Una investigación realizada en el año
2017 en el Hospital General Julius Doepfner de
Zamora Chinchipe4, señaló que el porcentaje de
ictericia neonatal fue del 57, 9%; este estudio
también reveló que el factor predisponente en la
ictericia neonatal, es la incompatibilidad feto –
materna con el 31,51% del total de los casos.
A nivel regional, una investigación realizada en
el 2017, en el área de neonatología del Hospital
Dr. Verdi Cevallos Balda, determinó que, del
total de pacientes neonatos con ictericia
neonatal, el 69% fueron del sexo femenino, y el
31%, del sexo masculino; a diferencia de los
datos obtenidos en el estudio efectuado el
mismo año en el Hospital “Pablo Arturo
Suarez”, en el que el porcentaje mayor era para
los niños con el 52% y las niñas 48% 6,7.
Existen varios factores que pueden provocar
una hiperbilirrubinemia neonatal, entre las más
frecuentes estan la lactancia materna, Síndrome
de Crigler-Najjar tipo 1, la enfermedad
hemolítica causada por incompatibilidad entre
la madre y el feto y los trastornos hereditarios
del metabolismo de las bilirrubinas, como por
ejemplo el Síndrome de Gilbert8.
La causa hematológica, dada por la
incompatibilidad feto – materna, según lo
descrito por Villegas y colaboradores9, puede
ser relacionada al grupo sanguíneo ABO o al
factor Rh. Esto debido al paso de anticuerpos
IgG hacia la placenta, afectando a los glóbulos
rojos del feto, y provocando su futura lisis. Así
mismo, Omeñaca y colaboradores10 explican
en su investigación sobre el riesgo de la
incompatibilidad por el sistema Rh, que existen
otros grupos sanguíneos que son atribuibles a
Enfermedad Hemolítica del Recién Nacido,
entre los más importantes se encuentran el
sistema Kell, Duffy, Diego y Kidd.
Las pruebas de laboratorio utilizadas para medir
los niveles de bilirrubina en sangre, son las
Bilirrubina total y sus fracciones, tanto la