ISSN 2773-7705
Periodo. Julio – Diciembre 2021
Vol. 5, Nro. 2, Publicado: 2021-12-31
https://revistas.itsup.edu.ec/index.php/higia
efectos sedante y relajante, por lo que sus efectos
antihipertensivos son un mito y no una realidad”.
Pardell H y otros (1968, citado en De Luis Román,
Aller, & Bustamante, 2008) mencionan que: Ante un
panorama de dimensiones pandémicas, los
tratamientos farmacológicos suponen grandes costes
directos para los Sistemas Públicos de Salud, por ello
las medidas no farmacológicas son cada vez más
importantes en el tratamiento integral de estos
pacientes, incluyendo la reducción de peso, el
ejercicio físico, la disminución de ingesta de alcohol,
tabaco y café, aumento de consumo de calcio,
magnesio, potasio y fibra, así como las dietas pobres
en grasas y la restricción de sal.
López de Fez, Gaztelu, Rubio, & Castaño, (2004)
mencionan que: es fácil asumir, que una corrección
del sobrepeso, será beneficioso en la reducción de
cifras de tensión arterial. Para ello existen medidas no
farmacológicas y farmacológicas. Las primeras
consisten en una dieta baja en grasa, pobre en sal,
moderada en hidratos de carbono y rica en fibra;
ejercicio aeróbico y disminución de ingesta de
alcohol, entre otras. Y las farmacológicas incluyen la
introducción de los inhibidores de la enzima de
conversión de la angiotensina (IECA) para la
hipertensión y si se añade la obesidad se incluyen los
diuréticos, betabloqueantes, alfabloqueantes y
calcioantagonistas.
Para la búsqueda de soluciones a los problemas de
sobrepeso y obesidad en el Ecuador es necesaria la
presencia de cuatro actores según la Revista
Informativa de la OPS/OMS Representación Ecuador
(2014):
Primero. El Estado con su responsabilidad
reguladora y de control sobre el etiquetado de
alimentos y la propaganda engañosa de alimentos no
saludables. Pero además, con la responsabilidad de
proteger la salud de la población, debe promover el
consumo de agua, y la eliminación de bebidas
endulzadas (jugos artificiales y gaseosas), el
consumo de la comida ecuatoriana saludable (sopas
como repe, ají de carne, sancocho, arroz de cebada,
viche; pescado, carnes rojas magras) preparando los
platos típicos pero sustentados en buenas prácticas
nutricionales, evitando las “hiperporciones”; el
consumo de cereales complejos como quínoa,
chochos, amaranto, leguminosas como fréjol,
garbanzo, lenteja en la alimentación diaria; el
consumo de aceites poli y monoinsaturados: aceite de
maíz, soya, canola, oliva y, un menor consumo de
alimentos hiperprocesados y bebidas y jugos
artificiales que tienen alta concentración de azúcar.
Para priorizar estos cambios en los hábitos
alimentarios es necesario tomar ciertas medidas:
• Aumentar la disponibilidad y accesibilidad
al agua potable.
• Imponer un impuesto a las bebidas
endulzadas, gaseosas y jugos artificiales.
• Regular el contenido de azúcar, sal y grasa
añadidas.
• Proponer y promover la disminución del
tamaño de las porciones en restaurantes y
lugares de expendio de comida preparada e
industrializada.
• Reducir el costo de los aceites saludables:
aceite de maíz, soya, canola, oliva.
• Limitar la cantidad de sodio adicionada a los
alimentos y reducir su consumo.
• Aumentar la oferta de leche descremada y
derivados.
Segundo. El sector privado debe ajustarse a las
normas y regulaciones, “adoptando prácticas
responsables”, particularmente respecto a la
promoción y la comercialización de alimentos con
alto contenido de grasas saturadas, ácidos grasos
trans, azúcares libres, sal. Este actor debe evitar
generar conflictos de interés entre los profesionales
de la salud y la industria (10).
Tercero. La sociedad civil organizada y empoderada
de sus derechos, vigilante permanente de la