ISSN 2773-7705
Periodo. Julio - Diciembre 2024
Vol. 11, Nro. 2, Publicado 2024-12-31
https://revistas.itsup.edu.ec/index.php/Higia
unos utilizaron cuestionarios estandarizados
internacionales y otros de autoevaluación.
(1) utilizó un cuestionario con preguntas
sobre la presencia de posibles episodios de
bruxismo y su relación con el estrés, la
ansiedad, los problemas de insomnio y los
síntomas del trastorno temporomandibular.
Y el estrés fue evaluado considerando signos
como nerviosismo, temblores, palpitaciones,
tensión, insatisfacción con el trabajo actual y
dificultades para conciliar el sueño. (8) en
cambio, utilizó Oral Behaviors Checklist
(OBC) para medir el bruxismo despierto y
dormido. Y midió el estrés postraumático
diagnosticado por un psicólogo clínico
utilizando la escala CAPS-5 (Escala Clínica
Administrada para el TEPT). (9), empleó el
protocolo propuesto por Santos y Molina
para diagnosticar el bruxismo y midió la
variable de estrés mediante el cuestionario
Índice de Reactividad al Estrés (IRÉ-32).
Por otro lado, las autoras (10), (14) y (13)
quienes trabajaron con estudiantes de
ciencias médicas, utilizaron distintas
pruebas para medir el estrés y bruxismo. (10)
utilizó un interrogatorio y realizó un examen
clínico minucioso para determinar la
presencia de bruxismo, y para la medición
del estrés el Inventario SISCO de estrés
académico. (14) midió el estrés mediante el
cuestionario de la Escala Abreviada de
Depresión, Ansiedad y Estrés (DASS-21). Y
para la presencia de bruxismo, empleó los
criterios de la Asociación Americana de
Medicina del Sueño (AASM), teniendo en
cuenta tanto criterios anamnésicos como
clínicos. (13) en cambio, utilizó un
cuestionario en el que midió el nivel de
estrés con niveles del 0-14 significando no
estrés, 15-28 estrés leve, 29-42 estrés
moderado y de 43-56 siendo estrés severo; y
las manifestaciones de bruxismo con la
presentación de los signos anamnésicos
según su clasificación diagnóstica.
En cuanto a los factores predisponentes,
varios autores comentan sobre las distintas
variables influyentes en el bruxismo de los
individuos. Los autores (9) y (14), discuten
cómo las emociones, como el miedo,
depresión y ansiedad son significativas, (9)
lo asocia específicamente con la ansiedad de
estado y (14) sobre cómo esta genera
hiperactividad muscular, siendo una
etiología del bruxismo. Sin embargo, (1),
asegura que no hay relación significativa
entre ansiedad y bruxismo. Así mismo, (12)
discute como los trastornos de sueño, siendo
el apnea, epilepsia y reflujo son muy
característicos en contraer bruxismo, esto
debido a los grandes niveles de estrés que se
somete al cuerpo durante estos episodios
incontrolables y difíciles para el individuo,
por el contrario, (1) comenta como el
bruxismo puede contraer beneficios en la
apnea del sueño, ya que limpia las vías
respiratorias.
También se comenta como situaciones
externas como la pandemia del Covid-19
según (13) fue un gran desencadenante a
desarrollar estrés y por ende bruxismo, dada
por la angustia e incertidumbre vivida. Al
igual que la influencia del estrés
postraumático comentado por (8).
Comprobando de esta forma, el origen
multifactorial del bruxismo, que no posee un
origen determinado, sino que su etiología se
debe a diferentes circunstancias y factores,
tanto genéticos como socioeconómicos,
psicológicos, biológicos y conductuales.
Referente a los tipos de bruxismo existentes,
se encuentran dos más estudiados: el
bruxismo despierto y el bruxismo
dormido.(14), nos dice que uno de ellos se
produce durante el día en estado de vigilia y,
por otra parte, el que se presenta al momento
de dormir, relacionado con el ciclo de sueño.
Según (8), en el estudio que se realizó a 673
pacientes con estrés post traumático, los
resultados demostraron que el bruxismo
despierto se presentó en mayoría con un
48,3% sobre el bruxismo dormido con un
40,1%; además se afirmó que los pacientes
que habían estado expuestos a agresión
sexual tenían más probabilidades de padecer
bruxismo despierto que los pacientes que no
había pasado por eso, asimismo, la
exposición a la violencia física se asoció con
mayores probabilidades de sufrir bruxismo
dormido. Por otro lado, en el estudio de (1)
realizado en 2021, los datos determinaron
que nuevamente el bruxismo despierto se
presentó en mayoría con el 68,99%, mientras
que el 14,73% de los participantes presentó
una forma combinada. Para reafirmar la
prevalencia del bruxismo despierto sobre el
dormido, el estudio de (13) probó que las